sábado, 1 de diciembre de 2012

Tesla: El fabricante de sueños


Nikola Tesla
 (1856-1943)

El Siglo XIX, estuvo marcado solemnemente por revoluciones científicas y económicas, tales como, estudios relacionados con la electricidad y los campos magnéticos; desarrollados por algunas personalidades sobresalientes como Maxwell, expositor de la  teoría de los campos magnéticos o Faraday con su establecimiento de conexiones entre las fuerzas eléctricas y las magnéticas.

Estas teorías llamativas impulsarían al hombre a estrecharse hacia el mundo del magnetismo para estudiar sus secretos desarrollando herramientas que hasta el día de hoy  se ponen en práctica.

Ningún otro hombre se sumergió tanto como Nikola Tesla, él vislumbraba la fabricación de una máquina que funcionaría con la energía de su entorno, refiriéndose a ésta de tal forma que “A lo largo del universo hay energía, ¿estática o cinética?, en el primer caso las  esperanzas son vanas, en el segundo caso, -esto se sabe con certeza- no es más que cuestión de tiempo que los hombres tengan éxito en sincronizar su maquinaria con los engranajes mismos de la naturaleza”. Así pues apoyada por la existencia de una fuente de energía inagotable mal llamada  “energía libre”, argumentando que el espacio es un medio dinámico, coincidiendo con científicos como Einstein, Dirac y De Broigle, teóricos de la mecánica cuántica.

De este modo, fascinado por la energía radiante (mal llamada electricidad estática), concibió una máquina que no sólo era capaz de autoalimentarse, sino que también extraía la energía del aire que la rodeaba. Su aparato era una bobina de electroimanes, para la cual obtuvo la patente en 1894, y a partir de ella inició el proyecto más ambicioso, una torre gigante y un laboratorio con la finalidad de establecer  la comunicación inalámbrica a nivel mundial.

Tesla fabricó dicha torre con un circuito que produce ondas electromagnéticas de muy alta frecuencia y voltajes muy elevados, que al propagarse en el medio hacen posible la ionización de los gases en su cercanía, mientras la bobina Tesla incrementaba el voltaje de entrada de 120V a más de 500.000V. Él pretendía llenar la atmosfera de energía eléctrica y creía poder utilizar la tierra como un conductor natural y enviarla alrededor del mundo, para lograr de este modo su sueño de satisfacer las necesidades de la humanidad con energía limpia y gratuita. Allí, demostró su concepto de energía inalámbrica al encender una bombilla sosteniéndola en su mano. 

No obstante surgen muchas paradojas, refutaciones y  contradicciones, respecto al concepto de energía libre, pues se opone a los principios de la termodinámica que argumentan la conservación de la energía y aunque ésta no se pierde  si se degrada lo que se traduce en perdida de eficiencia, así pues, no existe un proceso cuyo único resultado sea la absorción de calor de una fuente y la conversión íntegra de este calor en trabajo.
  
Siendo así, solo queda cuestionar la física para traspasar los límites de la invención. Nikola Tesla consagro toda su vida para la ciencia y el avance del conocimiento, así como a sus posibles aplicaciones que, en gran parte se utilizan en la sociedad... De su trabajo surge una revolución científica.


Publicado por:

Andrés  Moreno
Daniel Rodríguez
Sebastián Perdomo

1 comentario:

  1. Buen aporte, pero recomiendo poner los autores del articulo al final del mismo, para no interferir con su lectura, ademas de agregar sus códigos (G_N_), para que se les pueda tomar en cuenta.

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