Nikola Tesla
(1856-1943)
El Siglo XIX, estuvo marcado
solemnemente por revoluciones científicas y económicas, tales como, estudios
relacionados con la electricidad y los campos magnéticos; desarrollados por
algunas personalidades sobresalientes como Maxwell, expositor de la teoría de los campos magnéticos o Faraday con
su establecimiento de conexiones entre las fuerzas eléctricas y las magnéticas.
Estas teorías llamativas
impulsarían al hombre a estrecharse hacia el mundo del magnetismo para estudiar
sus secretos desarrollando herramientas que hasta el día de hoy se ponen en práctica.
Ningún otro hombre se
sumergió tanto como Nikola Tesla, él vislumbraba la fabricación de una máquina
que funcionaría con la energía de su entorno,
refiriéndose a ésta de tal forma que “A lo largo del universo hay energía,
¿estática o cinética?, en el primer caso las esperanzas son vanas, en el segundo caso,
-esto se sabe con certeza- no es más que cuestión de tiempo que los hombres
tengan éxito en sincronizar su maquinaria con los engranajes mismos de la
naturaleza”. Así pues apoyada por la existencia de una fuente de energía
inagotable mal llamada “energía libre”, argumentando
que el espacio es un medio dinámico, coincidiendo con científicos como
Einstein, Dirac y De Broigle, teóricos de la mecánica cuántica.
De este modo, fascinado por
la energía radiante (mal llamada electricidad estática), concibió una máquina que no sólo era capaz de
autoalimentarse, sino que también extraía la energía del aire que la rodeaba.
Su aparato era una bobina de electroimanes, para la cual obtuvo la patente en
1894, y a partir de ella inició el proyecto más ambicioso, una torre gigante y
un laboratorio con la finalidad de establecer la comunicación
inalámbrica a nivel
mundial.
Tesla
fabricó dicha torre con un circuito que produce ondas
electromagnéticas de muy alta frecuencia y voltajes muy elevados, que al
propagarse en el medio hacen posible la ionización de los gases en su cercanía,
mientras la bobina Tesla incrementaba el voltaje de entrada de 120V a más de
500.000V. Él pretendía llenar la atmosfera de energía eléctrica
y creía poder utilizar la tierra como un conductor natural y enviarla alrededor
del mundo, para lograr de este modo su sueño de satisfacer las necesidades de
la humanidad con energía limpia y gratuita. Allí, demostró su concepto de energía
inalámbrica al encender una bombilla sosteniéndola en su mano.
No obstante
surgen muchas paradojas, refutaciones y contradicciones, respecto al concepto de
energía libre, pues se opone a los principios de la termodinámica que
argumentan la conservación de la energía y aunque ésta no se pierde si se degrada lo que se traduce en perdida de
eficiencia, así pues, no existe
un proceso cuyo único resultado sea la absorción de calor de una fuente y la
conversión íntegra de este calor en trabajo.
Siendo
así, solo queda cuestionar la física para traspasar los límites de la invención. Nikola Tesla consagro
toda su vida para la ciencia y el avance del
conocimiento, así como a sus posibles aplicaciones que, en gran parte se
utilizan en la sociedad... De su trabajo surge una revolución científica.
Publicado por:
Andrés
Moreno
Daniel
Rodríguez
Sebastián
Perdomo
Buen aporte, pero recomiendo poner los autores del articulo al final del mismo, para no interferir con su lectura, ademas de agregar sus códigos (G_N_), para que se les pueda tomar en cuenta.
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